Aún al día de hoy, la televisión sigue siendo un elemento importante en los hogares chilenos, siendo la principal vía de acceso hacia la información nacional e internacional, a eventos culturales masivos y a producciones de entretenimiento nacionales y extranjeras. Según datos de la IX Encuesta Nacional de Televisión (CNTV, 2017), en Chile hay cerca de 2,5 televisores por hogar y un 85% de la población consume contenido de canales abiertos. Alrededor de ella, además, se conforman espacios de sociabilidad para un importante número de personas que comparten películas, series y eventos deportivos en torno a la televisión (CNTV, 2017).

Sin embargo, es también innegable la existencia de un proceso de transformación en torno a cómo se consume televisión. Por un lado, el acceso a innovaciones tecnológicas ha redundado en el aumento de las SmartTV, que pasaron de representar el 27% de los televisores en Chile para 2014 al 35% en 2017. Del mismo modo, si las personas que consumían contenido vía Internet en el año 2011 representaba al 10% de la población, esas cifras aumentaron hasta un 18% en caso de servicios de streaming (como Netflix, Amazon Prime u otros) y a un 16% para plataformas de video (como Youtube) (CNTV, 2017). Para el caso chileno, este es un fenómeno reciente y que se ha asentado principalmente en la población joven y en los sectores socioeconómicos medios y altos, pero que se ha ido consolidado rápidamente y se espera siga en aumento durante los próximos años (CNTV, 2019).

 

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